martes, diciembre 26, 2006

Almuerzo

Luego de una semana de estar comiendo en el hotel, decidí salir ese domingo en busca de un restaurante típico para iniciar acercamientos con la verdadera cocina china. Eran cerca de las 3 de la tarde y en realidad me impulsaban más las ganas de caminar que el hambre. Varias personas, en su mayoría de origen latinoamericano que he encontrado aquí, me preguntan cómo puedo ser feliz en China comiendo lo que aquí se come. Personalmente tengo el umbral del asombro en un nivel de considerable tolerancia. Difícilmente me impresiono y ya aprendí a aceptar que las culturas son simplemente diferentes en muchos aspectos. Por ejemplo, a varios de los franceses que conozco les parece muy desagradable ver en China gente escupiendo en las calles (como también lo hacen muchos ingleses en las calles de Inglaterra), y a varios de los chinos que conozco les parece reprochable que algunos franceses evacúen sus narices en público. Para mi tanto el desgarrador sonido que hace el chino con su garganta, como el efecto de sordina del francés cuando utiliza su pañuelo, pasan apercibidos más no recordados.

Francia, tan meritoriamente orgullosa de su cocina consume alimentos tan cuestionables para otras culturas como las patas (ancas) de rana y los caracoles. La carne de caballo se vende en restaurantes a precio de "entrecôte" y sin embargo hay quien se asombre porque en alguna región de Colombia comemos hormigas, o en todo el país, caballo. La langosta y en general los mariscos son seres tan horripilantes en su estado natural, que bien pudieron haber inspirado a Giger para crear algunos de sus Aliens. Si lo pensamos bien, nada más desagradable que un común y silvestre huevo de gallina, que disfrutamos sin melindres en muchos desayunos donde quiera que sea, y que comemos con gusto simplemente porque estamos acostumbrados, y sabe rico.

El restaurante que elegí era uno típico de barrio. Tenía la caja registradora a la entrada y la cocina al fondo. Un gran salón con ventanas a la calle, mesas redondas chicas... Mesas, redondas chicas y robustos comensales.
En un tablero fijado en la pared detrás de la vendedora señalé la foto del plato que quería ordenar, creyendo tener en frente las imágenes de Encuentre las 10 Diferencias que salen al final de los periódicos, y procedí a pagar en la caja.

La mesera hizo su aparción portando en la mano una bandeja con dos platos, uno pequeño con el arroz y uno más grande y hondo con algo que se asemejaba mucho a la foto que había escogido minutos antes. La carne era cerdo. Lo rojo debían ser pimientos, y lo que parecían algas verdes, creo que eran algas verdes. Los demás ingredientes fueron ingeridos sin ser identificados. NN-B (Nourriture non Nommée - mais quând même Bouffée).

El almuerzo finalmente estaba bueno. Tenía eso sí, muchísimo picante y con algunas lágrimas en el cuello pude disfrutarlo a cabalidad.

De vuelta en el hotel horas más tarde, recordé que el almuerzo estaba muy picante.

ESM
(En Su Monitor)